viernes, 8 de julio de 2011

Balneario y sirtaki


Leo en la prensa local que dentro del proyecto municipal de la creación en Cádiz del llamado "Mirador de las Américas" -una ruta que abarca todos los espacios culturales del centro histórico ubicados de cara al mar- se contempla el traslado al rehabilitado Castillo de San Sebastián, cuando lo esté, del Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía, que desde 1990 ocupa la totalidad de las instalaciones del Balneario de la Palma.

Esto supondría que el emblemático y controvertido edificio semicircular, construido sobre pilares en pleno arenal de la playa de La Caleta, podría recuperar para el disfrute de los gaditanos el antiguo uso hostelero y recreativo que tuvo antaño.

El Balneario de Ntra. Sra. de la Palma y del Real, sobre la playa de La Caleta, flanqueado por dos castillos, frente al faro de la ciudad, tiene tan privilegiada situación que no es natural que su uso no permita el deleite de sus encantos.

Todos los que un día disfrutamos en ese lugar de románticos atardeceres y nocturnas veladas tomando un refresco o bailando en aquella terraza con balaustrada sobre las aguas de La Caleta, "plata quieta", iluminados por la luna y los reflejos del faro, nos alegraremos de que aquello vuelva a ser.

De día, en su gran salón y restaurante también se celebraban importantes actos y grandes banquetes.

En el año 2001, un conocido Coro del Carnaval de Cádiz se denominó "El Balneario de la Palma" y de sus letras entresaco algunas nostálgicas frases referidas al tema:

"Somos aquellos que sueñan mirando a la playa... somos testigos del aire, del sol y del agua... somos en nuestra quimera de cosas queridas recuerdos de tiempos... de aquel Balneario... somos las notas al viento de aquella ilusión... ¡quien pudiera volver a bailar cerca del mar!... son cosas tan nuestras que nadie podrá olvidar."

Estribillo: "Sebastián, que es un hombre como un castillo/ a Catalina dice a diario/ ¡ay! qué pena que esté solito/ con lo que ha sido mi Balneario, mi Balneario."


Yo recuerdo de mi juventud aquellos bailes que organizaban en el Balneario de la Palma, en época de curso, los estudiantes del "paso del ecuador" o "fin de carrera" con objeto de sacar dinero para sus viajes.

Eran apretujamientos masivos. Se pasaba un tremendo calor en aquel salón, pero también se veía a toda la juventud del momento y se "ligaba" muchísimo. Tocaban orquestas locales. Me suenan mucho "Los Simunds", "Los Abunais"... pero no sé bien si eran de épocas anteriores o posteriores.

Ya con más madurez frecuenté en pareja esas hermosas veladas veraniegas en la terraza del Balneario. Tampoco recuerdo bien si las orquestas "Casablanca" (foto de arriba), "Tony Zonti", "Julita y sus muchachos"... eran de antes o de después, pero todas me suenan de alguna época de mi vida.

Lo que sí recuerdo con claridad fue mi último baile en el Balneario de la Palma antes de cerrarlo para reformarlo y darle otro uso.

Fue una noche de verano calmosa y bella, de las que yo llamo gloriosas porque no cabe más perfección.

En la terraza sobre La Caleta algunas parejas apoyadas en la balaustrada contemplaban el reflejo de la luna sobre las barquillas, otras charlaban en sus mesas y las demás, la mayoría, bailábamos dejándonos llevar por la melódica música de boleros, tangos, merengues...

En un cambio de pieza, la orquesta empezó a tocar las primeras notas del "sirtaki", música de la película "Zorba el Griego" que hacía poco se había estrenado con gran éxito.

Al ser un ritmo de pasos medidos y concretos -y aún poco conocido- el público se retiró de la pista menos mi pareja que, pretendiendo que yo le siguiera en los pasos que él improvisaba, me hizo pasar un buen bochorno.

No pude sentir más vergüenza notando que todas las miradas del público se dirigían hacia la única pareja que se había atrevido con este baile. En medio de aquella pista, más roja yo que un tomate, intenté sin resultados positivos seguirle en sus movimientos, porque él envuelto por la magia de esa música se movía y cruzaba los pasos a su aire, del que yo no tenía ni idea.

Tras una evidente muestra de descoordinación, opté por retirarme y dejarle que siguiera allí solo con los brazos al viento emulando a Alexis Zorba en aquella solitaria playa de Creta.

Sin saber los pasos establecidos, bailó aquel sirtaki tan libremente como la filosofía de vida del bohemio Zorba.

Y he de reconocer que lo hizo bien y al final recibió aplausos.

En este caso fue evidente lo de "mejor solo que mal acompañado".


Esta fue la última vez que pisé el Balneario de la Palma como tal.


4 comentarios:

  1. ¡Qué bonitos comentarios!. Yo no viví esa época tan linda y divertida del Balneario de la Palma (creo que no estaba aquí) pero he oído hablar mucho de ella y como pienso que tiene todo ese encanto que tú has desrito, me alegraría mucho que volvieran a vivirse allí esas veladas tan encantadoras. El marco lo requiere.

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  2. Puri, gracias por tu comentario.
    Aunque el edificio del Balneario vuelva a tener uso hostelero y de ocio, nunca será aquello que fue, como nosotras tampoco somos las que fuimos.
    Será de otro modo, con otro ambiente y con otra gente, porque son otros tiempos.

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  3. Aquello era precioso yo me acuerdo porque estuve trabajando de niño de botones tambien se hacia los cotillones pero no de fin de año era todos los sabados por la noches era precioso hablo de los años 68-70

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  4. María Rosa Candón16 de enero de 2013, 3:38

    Neli, estoy muy emocionada. Mi padre ha venido a verme a mi lugar de trabajo. Ha salido a relucir el Balneario de la Palma y, buscando por internet, he dado con tu blog. Mi padre trabajó en este privilegiado edificio desde 1958 hasta el cierre. Al contrario de mis coetáneos, yo tengo muchos recuerdos preciosos de mi infancia relacionados con el Balneario, que junto con todas las anécdotas que mi padre me relata una y otra vez, conforman una visión mágica de los años álgidos del lugar. Gracias por sacar a la luz estas memorias que para mí son preciosas.

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