A pesar de que ocurre a menudo en estos atardeceres gaditanos, no deja de sorprender que la naturaleza, así de pronto y sin previo aviso, nos ofrezca un espectáculo de tanta belleza y cromatismo.
El último ha ocurrido hoy mismo al finalizar el caluroso día que hemos tenido. En pocos minutos, el cielo pasó de unas tonalidades a otras, y de unas ráfagas nubosas a un encendido color rojizo impresionante.
Casualmente paseaba por La Caleta, ese bonito rincón de Cádiz, desde donde fotografié una detallada secuencia del espectáculo, del que pongo una muestra.
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