



Ahora sin embargo, continuando los magníficos días de sol, las playas se muestran como enormes remansos de serenidad y paz.
Las gaviotas han recuperado sus espacios habituales, y en la bajamar de estas tranquilas jornadas matinales es una gozada verlas a tantas juntitas pasando horas de quietud y ensueño en la orilla del mar casi sin alterarse con los escasos paseantes y bañistas, y embelleciendo con su presencia el paisaje marino.
Estas fotos las hice esta misma mañana en la playa de Santa Mª del Mar.
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