martes, 14 de septiembre de 2010

Curioso

Hace algún tiempo leí que el periódico "The Washington Post" había llevado a cabo un curioso experimento con el fin de detectar el conocimiento musical del ciudadano medio americano.
Para ello contó con la ayuda de uno de los más prestigiosos violinistas del mundo: Joshua Bell.

Con su violín, valorado en tres millones de euros, y vestido de manera informal, Joshua Bell interpretó obras de Bach en los andenes de una estación de metro.
Se trataba de comprobar si los ciudadanos sabían distinguir el sonido emitido por un concertista de calidad excepcional del de un músico callejero.

Después de 40 minutos de magnífico concierto sólo se recogieron algunas monedas de limosna, y, de los más de mil usuarios del metro que cruzaron por su entorno, sólo unos pocos dedicaron unos instantes a escucharlo, con la excepción de una señora que lo reconoció.
Los demás pasaban sin prestar atención, enfrascados en sus pensamientos, obligaciones y prisas por sus quehaceres.

Dos días antes Joshua Bell con su concierto había llenado por completo el aforo del "Boston Symphony Hall", donde la entrada más barata había costado lo equivalente a 100€.

Las conclusiones del experimento no clarificaron nada en especial, sólo que son muchos los factores que intervienen en nuestra atención, como la publicidad que se de al hecho, el interés del tema, la concentración interior, el ambiente que rodea...


NADA tiene esto que ver con el III Festival Aéreo que se ha celebrado en la playa Victoria de Cádiz el pasado domingo día 12.

Sin embargo, me ha venido a la mente este hecho narrado cuando he visto con detenimiento las fotos que hice los días previos al Festival.

Los mismos aviones que iban a participar en el evento hicieron en los ensayos los mismos ejercicios y las mismas piruetas y acrobacias que iban a realizar el día de su exhibición.
Fueron los momentos ideales, con tan poco público, para que los que tenían el privilegio de disfrutar de la playa, contemplaran de cerca y desde el mejor lugar los ejercicios aéreos.
Allí, delante del Hotel Playa, lugar clave de la exhibición, estaba yo con mi cámara, la cual me ha mostrado que para muchos playeros no había llegado aún el momento de prestar a los aviones su máxima atención.
En estas fotos que pongo y en otras que tengo, observo cómo mucha gente continuó sus paseos por la orilla, sus charlas en grupos, su lectura o su siesta, sin atender especialmente a las exhibiciones que sucedían en el aire.
Posiblemente se reservaban para verlas el domingo, anunciado día del Festival.




































Llegado el domingo, unas 200.000 personas, según los periódicos, ocuparon la playa Victoria de Cádiz para presenciar las demostraciones aéreas y acrobacias de los pilotos y paracaidistas.
En estas otras fotos que tomé ese día, sí observo que todos los bañistas miran hacia arriba con mucho interés. ¿Estarían entre ellos los "distraídos" del día anterior, ahora que había tanto ambientazo festivo?
Siento curiosidad.

















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